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Our News
Posición WWF Ecuador ante explotación minera metálica en el Chocó Andino
Conservar el Chocó Andino: una apuesta por un modelo de desarrollo colaborativo, inclusivo y respetuoso con la naturaleza
Este 20 de agosto la ciudadanía de Quito será consultada sobre la explotación de minería metálica en el Chocó Andino, una región que se encuentra al noroccidente del cantón y donde se encuentran los últimos bosques y ríos limpios de Quito.
La Reserva de Biósfera del Chocó Andino es una de las áreas más biodiversas del planeta, en donde habita el oso de anteojos y otras 30 especies grandes de fauna silvestre como olingos, tigrillos, raposas rojiblancas y venados. Posee 1.960 especies de plantas, entre ellas, un centenar de variedades de orquídeas.
Sus 287.000 hectáreas de bosque nublado limpian el aire de Quito y anualmente remueven de la atmósfera 2 toneladas de carbono por hectárea y la almacenan en su vegetación. A escala de toda la Reserva de Biósfera, los bosques fijan anualmente un total de 390.000 toneladas de carbono. En cada hectárea de bosque piemontano, se albergan hasta 240 especies de árboles mayores a 5cm de diámetro (1). Además, estos recogen, filtran y proveen de agua limpia a varios barrios del centro y occidente de la ciudad.
Por ello se han realizado distintos esfuerzos e iniciativas para preservar esta región. Los gobiernos parroquiales de Pacto, Nono, Calacalí, Nanegal, Nanegalito y Gualea establecieron la Mancomunidad del Chocó Andino para proteger el territorio y promover formas de vida sustentables. Quiteños y quiteñas que viven allí han establecido reservas privadas, mientras que los GAD han creado áreas de conservación y uso sustentable (ACUS). Además, en el área se impulsa un modelo de desarrollo regenerativo que permite a la gente vivir de la naturaleza, pues muchos habitantes del lugar se dedican al ecoturismo y a la producción sostenible. Con ello abastecen de leche, café, cacao, yuca, plátano, panela; y de una infinita variedad de frutas y verduras a la población quiteña. Todo esto ha generado un proceso significativo de conservación y restauración de estos bosques, preservando con ello el 55% de cobertura de su bosque original.
Sin embargo, los impactos negativos de la minería metálica pueden afectar significativamente su biodiversidad. Sus efectos han sido científicamente documentados en el mundo, ocasionando principalmente la deforestación y contaminación de minerales pesados generados por dicha actividad. La minería metálica puede modificar dramáticamente al Chocó Andino por la fragilidad de sus ecosistemas y especies, convirtiéndose en una amenaza hacia el hábitat del oso andino, las formas de vida sustentables de quiteños y quiteñas, el consumo de agua limpia para la ciudad y la protección de bosques de importancia global.
Por ello, desde WWF apoyamos decididamente la conservación a largo plazo de zonas de alta importancia ecológica como el Chocó Andino, que garantizan la biodiversidad, los servicios ecosistémicos y la seguridad alimentaria del Distrito Metropolitano de Quito. A su vez, apoyamos los procesos de consulta como parte del derecho de participación ciudadana y toma de decisiones, encaminándonos hacia una conservación inclusiva y generando un mecanismo indispensable para una buena gobernanza ambiental.
(1) Fuente: Francisco Cuesta - Universidad de las Américas - Programa de monitoreo de carbono de los bosques montanos de la RBCA.
La Reserva de Biósfera del Chocó Andino es una de las áreas más biodiversas del planeta, en donde habita el oso de anteojos y otras 30 especies grandes de fauna silvestre como olingos, tigrillos, raposas rojiblancas y venados. Posee 1.960 especies de plantas, entre ellas, un centenar de variedades de orquídeas.
Sus 287.000 hectáreas de bosque nublado limpian el aire de Quito y anualmente remueven de la atmósfera 2 toneladas de carbono por hectárea y la almacenan en su vegetación. A escala de toda la Reserva de Biósfera, los bosques fijan anualmente un total de 390.000 toneladas de carbono. En cada hectárea de bosque piemontano, se albergan hasta 240 especies de árboles mayores a 5cm de diámetro (1). Además, estos recogen, filtran y proveen de agua limpia a varios barrios del centro y occidente de la ciudad.
Por ello se han realizado distintos esfuerzos e iniciativas para preservar esta región. Los gobiernos parroquiales de Pacto, Nono, Calacalí, Nanegal, Nanegalito y Gualea establecieron la Mancomunidad del Chocó Andino para proteger el territorio y promover formas de vida sustentables. Quiteños y quiteñas que viven allí han establecido reservas privadas, mientras que los GAD han creado áreas de conservación y uso sustentable (ACUS). Además, en el área se impulsa un modelo de desarrollo regenerativo que permite a la gente vivir de la naturaleza, pues muchos habitantes del lugar se dedican al ecoturismo y a la producción sostenible. Con ello abastecen de leche, café, cacao, yuca, plátano, panela; y de una infinita variedad de frutas y verduras a la población quiteña. Todo esto ha generado un proceso significativo de conservación y restauración de estos bosques, preservando con ello el 55% de cobertura de su bosque original.
Sin embargo, los impactos negativos de la minería metálica pueden afectar significativamente su biodiversidad. Sus efectos han sido científicamente documentados en el mundo, ocasionando principalmente la deforestación y contaminación de minerales pesados generados por dicha actividad. La minería metálica puede modificar dramáticamente al Chocó Andino por la fragilidad de sus ecosistemas y especies, convirtiéndose en una amenaza hacia el hábitat del oso andino, las formas de vida sustentables de quiteños y quiteñas, el consumo de agua limpia para la ciudad y la protección de bosques de importancia global.
Por ello, desde WWF apoyamos decididamente la conservación a largo plazo de zonas de alta importancia ecológica como el Chocó Andino, que garantizan la biodiversidad, los servicios ecosistémicos y la seguridad alimentaria del Distrito Metropolitano de Quito. A su vez, apoyamos los procesos de consulta como parte del derecho de participación ciudadana y toma de decisiones, encaminándonos hacia una conservación inclusiva y generando un mecanismo indispensable para una buena gobernanza ambiental.
(1) Fuente: Francisco Cuesta - Universidad de las Américas - Programa de monitoreo de carbono de los bosques montanos de la RBCA.
© Kevin Schafer / WWF