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Remando por la conservación de los delfines

Salvar estas especies extraordinarias es salvar las cuencas de los ríos de los que dependen millones de seres humanos en el mundo.

Por: María Isabel Henao / WWF Colombia


Estas semanas nos han conmocionado los sucesos recientes de sequía y altas temperaturas en el lago Tefé en Brasil, que desencadenaron la muerte de cientos delfines, millares de peces y otros mamíferos acuáticos como manatíes, y cuyas causas directas aún son motivo de investigación. Este doloroso panorama nos muestra la urgencia de garantizar la salud de los ríos, de su agua y de la fauna silvestre que los habita; especies y recursos acuáticos de los que dependen cientos y miles de comunidades alrededor del mundo.

Los delfines, al ser una especie carismática con una evolución y vida extraordinaria en el agua, han sido los representantes o la cara visible de las cuencas hidrográficas que habitan, haciéndonos conscientes de la importancia que tienen los ecosistemas acuáticos para todos. Los delfines ayudan a las personas a conectar con estas áreas, que suelen ser desconocidas para millones de habitantes de las grandes ciudades, lejanas a los grandes ríos. Ciudades que no imaginan que, a pesar de la distancia, ríos, bosques y vida silvestre trabajan cada día manteniendo la dinámica vital que permite que a nuestras casas llegue el agua, alimentos, medicinas y aire puro.

Cuando las poblaciones de delfines son prósperas, las poblaciones de peces también lo son. Los delfines de río se alimentan de más de 50 especies de peces, por lo tanto, su presencia es un buen indicador económico pesquero, lo cual beneficia a las comunidades que dependen de la pesca, y a las actividades que requieren a los ríos como fuente de agua.  

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Foto: Jaime Rojo / WWF Colombia

S.O.S Delfines

Las últimas 6 especies de delfines de río viven en 8 ríos del mundo: Amazonas, Ayeyarwady, Ganges, Indo, Mahakam, Mekong, Orinoco y Yangtze. Estos ríos bañan territorios de 14 países: Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Perú, Venezuela, Bangladesh, Cambodia, China, India, Indonesia, Myanmar, Nepal y Pakistán. Hasta 2022 eran 15, pero Laos perdió su último delfín de río el año pasado. Todas las especies de delfines de río están críticamente amenazadas o en peligro. La mayoría de sus poblaciones están en declive y las amenazas que enfrentan están incrementando, y son las mismas de los ríos donde viven: contaminación de sus aguas por diversas fuentes incluyendo el mercurio de la minería ilegal, deforestación, sobrepesca, producción petrolera, contaminación por plásticos y las hidroeléctricas. 

Las hidroeléctricas y la deforestación merecen una corta pero necesaria explicación, pues no resultan tan fáciles de comprender. Los delfines y los peces usan diferentes ambientes acuáticos para vivir (esto es alimentarse, aparearse, reproducirse o criar juveniles) que son las zonas de confluencias de ríos, lagunas, caños, e incluso humedales de poca profundidad. Estas zonas van cambiando a lo largo del año en respuesta al nivel de las aguas. Por esto, el control de los caudales por las hidroeléctricas y la instalación de presas que cortan la conectividad de los ríos y detienen la movilidad de los animales acuáticos, puede afectar todo el ciclo de la vida para los delfines y los peces.

Por su parte, la deforestación altera los ciclos hidrológicos naturales del Amazonas, lo que, a su vez, termina afectando los pulsos de inundación de las cuencas hidrográficas donde habitan los delfines de río y, adicionalmente, puede repercutir en la disponibilidad de alimento. Recordemos que los árboles son bombas bióticas que, gracias a la evapotranspiración de la fotosíntesis, aportan vapor de agua al ambiente y favorecen la lluvia. 



También, y de manera más directa, los amenazan: los conflictos con las actividades pesqueras cuando quedan atrapados en redes o les hacen daño los pescadores al percibirlos como competidores, el tránsito frecuente de barcos, la sobrepesca que disminuye peligrosamente la población de peces y la cacería ilegal para ser usados como carnada en la pesca del Calophysus macropterus, conocido como pez mota, simí o piracatinga.

La esperanza de bienestar de los seres humanos, los delfines y el resto de las especies en estos 8 ríos depende de que se tomen medidas y se actúe ya. Tenemos especies increíbles que luchan por sobrevivir: en el río Mekong, algunos de los bagres más grandes del planeta; en el Ganges, los caimanes gaviales, y en varios ríos y humedales de Suramérica, dos especies de manatíes. Tanto en Asia como América, grandes bagres y otros peces de gran talla han colapsado sus poblaciones por la sobrepesca y la contaminación, pero aún sobreviven diferentes especies de nutrias. Es hora de actuar para que no sigamos perdiendo vida silvestre y naturaleza, y mantengamos el soporte de nuestra vida. 

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Una fecha para comprometernos por los delfines


En el #DíaMundialDelDelfínDeRío, este 24 de octubre, en Bogotá, Colombia, representantes de gobierno de los 14 países en los que habitan estas especies firmarán una Declaración Global para la Conservación de los Delfines de Río y socializarán los logros de conservación más importantes hasta la fecha. La declaración es un compromiso para poner en marcha acciones sólidas que ayuden a detener el declive de las poblaciones de delfines en toda su área de distribución y que favorezcan la reproducción de las poblaciones más amenazadas en Asia.

Un trabajo a esta escala significa la conservación de las cuencas hidrográficas de Asia y Suramérica donde los delfines de río habitan. Los ríos asiáticos están habitados por millones de seres humanos, solo en el Ganges hay cerca de 480 millones de personas viviendo y dependiendo de los servicios de sus aguas. Si bien el Orinoco y el Amazonas no llegan a estos niveles, sí tienen unos números importantes: 45 millones para el Amazonas y en el Orinoco se estiman de 15 a 20 millones de personas debido a las grandes ciudades que se han venido consolidando. 

Lo que pasó hace unas semanas en el lago Tefé en Brasil abre los ojos a lo que no estábamos preparados ni esperábamos que sucediera por el aumento en la temperatura del agua y el estrés climático. Hay procesos que todavía desconocemos y no tenemos modelos que puedan predecir escenarios en veranos y sequías extremas, así que es posible que situaciones como estas ocurran nuevamente. En Brasil no solo se afectaron los delfines, sino más de 60 comunidades que se quedaron sin agua para tomar y sin pesca porque los peces murieron. 

Un río sin vida hace inviable su entorno.
Y eso genera migraciones de millones de seres humanos en busca de zonas para habitar. Planificar las ciudades en torno al agua es un imprescindible, así como planificarlas desde la perspectiva ambiental. 

La meta a través de esta declaración es construir un movimiento global para la apreciación, conocimiento y conservación de los delfines de río, con aprendizaje compartido y fondos para actividades de implementación a mayor escala. Eso significa remar juntos por los delfines, por los ríos y por la gente.
© Esteban Barrera
Los delfines, al ser una especie carismática con una evolución y vida extraordinaria en el agua, han sido los representantes o la cara visible de las cuencas hidrográficas que habitan, haciéndonos conscientes de la importancia que tienen los ecosistemas acuáticos para todos.

 

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