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SUKU, MUJERES EMPRENDEDORAS DE COLORES DE AMAZÓNICOS

A las orillas del río Aguarico, en la provincia de Sucumbíos, está asentada desde tiempos ancestrales la comunidad A’i Cofán de Dureno. Actualmente, las mujeres son un pilar productivo. Ellas son las que reciben a los visitantes con danzas tradicionales en sus coloridos trajes adornando sus orejas, muñecas y cuellos con tejidos, plumas y mullos que recuerdan a las aves amazónicas. Danzando ofrecen la ancestral chicha como muestra de reconocimiento mutuo. Después de beberla se invita a los forasteros a compartir un baile. Esta práctica tradicional que ahora es estrategia turística en realidad requiere del trabajo coordinado de la comunidad.
 
Los vestidos con los que las mujeres bailan, la bisutería con la que se adornan y los pilches para beber la chicha están hechos por sus propias manos. Ellas se organizaron alrededor de la Asociación de Mujeres Cofánes SUKU desde el 2009 para trabajar con artesanías y textiles que venden a turistas y comunidades aledañas aportando ingresos a la vida comunitaria.
 
Gladyz Vargas, socia de Suku, comenta que esta organización inició con el objetivo de rescatar la tradición de su comunidad, “veíamos que las prácticas, los tejidos, las artesanías, la confección de nuestros trajes típicos ya se iban olvidando. Entonces nosotros como mamás decidimos organizarnos y que  luego nuestros hijos sigan con esa visión.” Efectivamente, el trabajo cotidiano que realizan las mujeres que iniciaron con la asociación ha ido llamando la atención de otros miembros de la comunidad, en particular las jóvenes, que encuentran en la producción de Suku una alternativa de trabajo e ingresos.
 
A diferencia de los textiles, la creación de artesanías ha sido una práctica ancestral, es un momento de encuentro entre las diferentes generaciones que se transmiten las técnicas de tejido, los patrones, el proceso de cosecha y secado de las semillas permitiéndose al mismo tiempo experimentar con nuevos diseños que se destacan de las artesanías de otras comunidades. Para la elaboración de sus piezas (collares, pulseras, aretes, llaveros, shigras, etc.) emplean la planta de chambira que secan para emplear como hilo. Las semillas de sarandango, charikupa o huairuro, san pedro son utilizadas como adornos coloridos, entre otras plantas autóctonas de la selva amazónica que cultivan en sus chakras y el vivero comunitario. Gladyz cuenta que la iniciativa tuvo que enfrentarse a varios obstáculos en sus inicios: “Nosotros empezamos primerito con sembrío de huerta artesanal, pero nosotros por mala suerte sembramos como a la orilla del río y ahora la comunidad cada año se creció y llevó toda esa finca y quedamos sin huerta y después de eso ya fuimos como aprendiendo
a hacer”. El lugar que ahora ocupa el vivero es detrás de la choza comunal, al lado de una piscina donde sembraron peces para su cultivo, ambos fueron creados gracias a la minga de hombres y mujeres de la comunidad.
 
El vestuario por su parte necesitó de capacitaciones para ser introducido como actividad productiva comunitaria. La Alianza Ceibo, una organización indígena conformada por cuatro nacionalidades de la Amazonía ecuatoriana: Siona, A’i Kofan, Siekopai y Waorani, fue la que permitió este impulso. Gestionó la entrega de máquinas profesionales de costura para crear un taller para la asociación de mujeres. Desde entonces su producción se multiplicó exponencialmente y con ello, el interés y el apoyo del resto de la comunidad. Ahora, estas mujeres se dedican a hacer vestimenta tradicional Cofán y de otras nacionalidades amazónicas. Al ser la única comunidad que cuenta con un taller profesional de costura les llegan varios pedidos, por ejemplo, para ocasiones especiales como las bodas, realizan los trajes tradicionales blancos para la ceremonia uniendo símbolos ancestrales y católicos.
 
Durante la pandemia, este grupo de emprendedores confeccionaron también mascarillas. Mary Kieto, socia artesana y costurera, recuerda que durante el 2020 hubo una ocasión en la que alrededor de 50 mujeres tuvieron que entregar 2000 mascarillas. Este elevado volumen de producción no tiene aún un espacio definido para ser vendido. La asociación ahora apunta a la creación de una tienda, al lado del taller, que les permita exhibir las artesanías y los textiles de cada creadora de una forma más profesional. También consideran importante contar con asesorías para el buen manejo de las finanzas y la contabilidad, fortaleciendo cada vez más la gestión de la empresa.
 
Una apuesta por la juventud
 
Las mujeres que conforman Suku son madres en su mayoría y ven en el trabajo realizado la oportunidad de mejorar la calidad de vida de las futuras generaciones. El turismo cultural, la venta de artesanías y trajes, así como los recorridos por la selva constituyen la interesante oferta que la comunidad brinda a los visitantes. Gladyz cuenta que antes de la pandemia, llegaban entre 10 a 15 turistas semanalmente, pero con el virus esta cifra bajó a 3-5 turistas cada semana. De ahí que se hayan organizado los jóvenes para ir a las ciudades a ofrecer sus servicios y guiar a los turistas hasta Dureno. Para estas mujeres es fundamental este compromiso de la juventud, pues solo así los proyectos que iniciaron los mayores logran la sostenibilidad. “Suku en cofán quiere decir tucán. Nosotros respetamos nuestra historia. Nos imaginamos que somos como esta ave mítica que recolecta semillas en diferentes selvas para que no se desperdicien. Así somos nosotras, nos vamos fortaleciendo cada día, aprendiendo cada día, respetando nuestro territorio cada día”.

Suku es uno de los seis emprendimientos que forman parte del proyecto Amazonía Indígena: Derechos y Recursos (AIRR). Iniciativa, liderada por WWF e implementada de forma conjunta por NesSt y Confeniae, gracias a los fondos de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) busca mejorar la participación de los pueblos indígenas en el desarrollo económico sostenible de la Amazonía. El proyecto AIRR busca trabajar de la mano con las comunidades de los pueblos indígenas (PI) para mejorar su representación en el desarrollo económico sostenible de la Amazonía, conservando la diversidad biológica y reduciendo las emisiones provenientes de las pérdidas forestales.
 
Al participar de esta iniciativa, esta asociación de mujeres guerreras podrá tener más herramientas que les permitan escalar a mercados locales y globales con el fin de expandir las oportunidades de la bio-economía mediante el uso sostenible de productos forestales, los recursos genéticos únicos y la gestión de la pesca y acuicultura.
© WWF
La Asociación de Mujeres Cofánes SUKU se formó desde 2009 para trabajar con artesanías y textiles que venden a turistas y comunidades aledañas aportando ingresos a la vida comunitaria. Suku es uno de los seis emprendimientos que forman parte del proyecto Amazonía Indígena: Derechos y Recursos (AIRR).

 

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