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El conflicto entre humanos y vida silvestre, una de las mayores amenazas para las especies del planeta

  • Un informe de WWF y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente  señala que están en riesgo especies icónicas, como los felinos, elefantes y osos polares, entre muchas otras. 
  • En el informe participaron 155 expertos de 40 organizaciones de 27 países.
  • Es deseable alcanzar formas de coexistencia para reducir, incluso, la vulnerabilidad de la supervivencia humana. 

Quito, Ecuador. El conflicto entre los seres humanos y la vida silvestre, es una de las principales amenazas para la supervivencia a largo plazo de algunas de las especies más emblemáticas del planeta, advierte un nuevo informe de WWF y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.
 
El conflicto es resultado de una variedad de factores, principalmente antropogénicos, que ejercen presión sobre los paisajes en donde las personas y la vida silvestre compiten por el espacio, entre ellos los cambios de uso de suelo, la fragmentación del hábitat, la expansión de las prácticas agropecuarias, el cambio climático, la extracción no sostenible de recursos, el desarrollo de la infraestructura y la urbanización.
 
La creciente demanda de espacio y recursos a menudo conduce a la cacería de diversas especies, ya sea en defensa propia, como prevención o en represalia, lo que ha generado que de las más de 260 especies de vertebrados terrestres que han tenido interacciones negativas con las personas, 53 se encuentren amenazadas.
 
El informe Un futuro para todos: la necesidad de coexistir con la vida silvestre, destaca que, a nivel mundial, las muertes relacionadas con la interacción entre la fauna y los seres humanos, afectan a más del 75% de las especies de felinos silvestres del mundo, así como a muchas otras especies de carnívoros terrestres y marinos, como osos polares y focas monje del Mediterráneo, y a grandes herbívoros como los elefantes. 
 
"Los conflictos entre seres humanos y la vida silvestre, en combinación con otras amenazas, han provocado una disminución considerable de especies que antes eran abundantes, y las que naturalmente son menos abundantes se encuentran al borde de la extinción. De no tomarse medidas urgentes, esta tendencia devastadora no hará más que empeorar, causando impactos perjudiciales y, en algunos casos, irreversibles, en los ecosistemas, la biodiversidad y la humanidad", advirtió Kinnaird.
 
"Este informe es una llamada de atención para hacer visible el problema y prestarle la atención que merece en los procesos nacionales e internacionales", dijo por su parte Susan Gardner, Directora de la División de Ecosistemas del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.
 
Según el informe, que contó con las aportaciones de 155 expertos de 40 organizaciones con sede en 27 países, el conflicto es también un problema humanitario y de desarrollo que afecta los ingresos de agricultores, pastores, pescadores artesanales y pueblos indígenas, sobre todo a los que viven en la pobreza. También interfiere en el acceso al agua de las comunidades que compiten con la vida silvestre por las fuentes de este líquido y fomenta la desigualdad, ya que quienes pagan el precio de vivir cerca de la fauna rara vez reciben los beneficios de la coexistencia.
 
Mientras las personas de todo el mundo se benefician del mantenimiento de poblaciones sanas de vida silvestre -ecosistemas sanos que nos permiten vivir al proporcionarnos alimentos y medios de subsistencia-, los impactos catastróficos como lesiones, muerte, pérdida de propiedades y medios de subsistencia, son una carga para quienes conviven con la vida silvestre, a menudo en naciones en desarrollo ricas en biodiversidad, lo que conduce a la inseguridad financiera y a una mala salud física y mental.
 
A pesar de que el conflicto humano-vida silvestre está fuertemente vinculado a la mayoría de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) como el de cero hambre, sigue siendo ignorado por los líderes políticos y los gobiernos de los países. En el caso de la alimentación, por ejemplo, la fauna silvestre daña las reservas de alimentos, los cultivos y el ganado y pone a los agricultores de subsistencia en riesgo de padecer hambre.
 
 
El informe asegura que no es posible erradicar por completo el conflicto entre los seres humanos y la vida silvestre, pero que los enfoques integrados y bien planeados para manejarlo pueden contribuir a su reducción y conducir a una forma de coexistencia. Tales enfoques requieren un trabajo de prevención, mitigación, respuesta, investigación y seguimiento, todo ello respaldado por un fuerte apoyo político y la participación de las comunidades locales.
 
Un ejemplo de ello es la acción que realiza WWF Ecuador de la mano con el Ministerio de Ambiente Agua y Trancisión Ecológica, MAATEC y alrededor de 70 actores clave, bajo el Plan de Acción para la conservación del Jaguar. A través de este, se pretende encontrar acciones que sean sostenibles y que permitan mitigar el conflicto gente-fauna, para que las comunidades locales puedan retornar a la coexistencia con las especies que habitan en su territorio.
 
“En muchos de los casos los jaguares se acercan a las poblaciones locales en busca de alimento, lo que indica que en el bosque no hay suficientes presas para alimentarse. Es así que encuentran una oportunidad en las malas prácticas ganaderas o avícolas de las comunidades. La educación es uno de los pilares fundamentales para lograr mitigar este problema social y ambiental.” menciona Jésica Pacheco, Oficial de Bosques y Agua de WWF Ecuador.
 
Reducir el conflicto entre los seres humanos y la fauna silvestre puede dar lugar a oportunidades y beneficios no solo para la biodiversidad y las comunidades afectadas, sino para la sociedad, el desarrollo sostenible, la producción y la economía mundial en general. Pacheco menciona que, “el principal reto para transformar el conflicto en coexistencia es generar mecanismos y herramientas que permitan a las comunidades locales tener fuentes de ingreso representativas gracias a la protección de las especies de fauna dentro de sus comunidades.”

 
© Aleksei VOLKOV / WWF
El conflicto humano-animal puede tener repercusiones que van más allá de las comunidades y la vida silvestre directamente afectadas. Si no se maneja de forma eficaz, el HWC tiene el potencial de afectar negativamente y de forma mucho más amplia las iniciativas de conservación y desarrollo sostenible.

 

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